Una noche de verano me llevaste de acampada
bajo la luz de las estrellas y la luna color de plata
para volar y perderme entre tus brazos
para soñar que podemos morir a besazos
Te dije que no me gustaban las acampadas
me dijiste que todo depende de como se mire
a veces la cosa que menos te gusta,
termina siendo la más valorada.
Entonces me enseñaste una oruga en una botella
Y me preguntaste si me gustaba
te dije que apartaras eso que me estaban dando arcadas
¡pobrecilla! me dijiste ¡con lo bonita que es ella!
Con los colores que tiene, le hacen a aún más bella
Con la botella en la mano te acercaste
y en el oído me susurraste:
cuando pruebes a hacer la oruga conmigo
te encantarán y cuando yo no esté,
querrás tener una contigo
Así pues me rodeaste con el enorme saco
y allí dentro me llenaste de arrumacos
enseñándome lo que es hacer la oruga
y haciéndome ver sin querer, como se disfruta
Y hoy estoy aquí sin ti, acordándome de ese día
pues he visto y he cogido una oruga
pedazo canalla por tus habladurías