Creíste hijo del diablo
que ganarías la batalla
que con vuestros soldados
no habría quién os ganara
Miradme pues, he aquí vuestra vencedora
aquella que golpeasteis y menospreciasteis
es quién sostiene hoy vuestra corona
Sin tropas, ni escudos
sin ninguna arma
caíste necio
bajo el poder de una dama
¿Cómo se siente pues, al ser derrotado
en vuestra propia casa
con vuestras propias tropas
y vuestras propias armas?
Moriréis al anochecer
así, amo, por fin aprenderéis
que no debéis subestimar
el poder de una mujer.