Saco todas mis armas
es momento del cortejo
poniéndome mis mejores trapos
¡por fin se come conejo!
Como buen caballero
la voy acercando a la habitación
con los ojos bien tapados le susurro
que está más buena que un bombón
Mientras se ríe
voy dejando caer su vestido
besándola y acariciándola
caemos en nuestro nido.
Y cuando llega el momento
de la máxima pasión
se tira un pedo la jodía
para bajarme el subidón
Queridos señores
¿no les ha pasado alguna vez
que les pone rubio platino
la cochina de su mujer?
Pálido y sin aire
por semejante desfachatez
intento salir por la puerta
corriendo con el mástil en pie.
Y no contenta con casi matarme
que me dice la condenada
que era un suspirito
de que vive enamorada.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado