¡¡He aquí!! que quede constancia
del esfuerzo inhumano que una mujer ha de realizar
siendo más aún, cuando no es delgadita
y ha quedado con un hombre para su primera cita.
El suplicio empieza cuando hay que vestirse,
de primero las medias, que si tiras demasiado
te quedas sin ellas.
Y fijate tu qué casualidad
Que justamente no te quedan ni una más
Seguimos por la faja reductora…
introducirse en ella es una batalla campal,
tiras y tiras y no haces más que sudar.
Te recoges las carnes para meterlas
ya que no quieres que sobresalga
ni un kilito de más.
Cuando has conseguido entrar,
sigues tirando para poderla cerrar
mirando siempre que no te pilles
el michelín que asoma y quieras llorar.
Ahora viene el vestido que te has de poner,
sería sencillo si hubieras creído
que una talla más, es la que sueles tener.
Te lo metes por el cuello, ¡bien hecho!
lo jodido viene bajarlo del pecho
y no te digo nada con la cremallera
que pareces una bailarina flamenca
haciendo aspavientos y cantando jaberas.
Tocan por fin los tacones
esos zapatos que tienes y adoras
que no te hacen daño, te devoran
las medias, los pies y hasta el hueso
si te descuidas y te pasas de hora.
Pasamos al maquillaje
no hay sufrimiento, sólo asquete
pues de los pringues que te das
estas viscosa como los moquetes.
Qué si crema, base y antiojeras
máscara de pestañas y polvorete
te pintas de arriba a abajo
pareciendo, sin duda, un payasete.
Te miras la hora, llegas tarde.
No pasa nada, siempre hazle esperar
que vaya pidiendo y bebiendo
para poderte aprovechar
Pues cuando estéis en la cama
y te quiera desnudar,
ya estará bien calentito
para no ver tus carnes estallar.
Ten cuidado cuando te sirvan la cena,
pues con el trajín que has tenido
estás sacando los ojos de las cuencas
por el ansía de comer que te alberga.
Controlas a la bestia
y te comportas como las damas,
cuando realmente comerías
como una cerda a dentelladas.
Muy de vez en cuando miras el teléfono,
no para la hora, no para los sms
si no para fijarte que no te has dejado
nada entre los dientes.
Al baño más de una vez has de visitar
para controlar que todo sigue en su sitio
y te largas de allí sin más
porque con todo aquello que llevas puesto,
no hay cojones de mear.