Y me convierto en niña de nuevo cuando me encuentro entre tus brazos, entrelazada en tu cuerpo y jugando con tus pies arropados con la manta en el sillón en una tarde de sábado. Sumergida en tu cuello, busco inocentemente quererte y mimarte. No sé como lo haces pero aunque yo voy ganando en este juego, termino perdiendo puntos cuando me sonríes, y quedamos seis a cero.