Es el roce de tu nariz lo que me mata
cuando sube por mi tripa y llega a mi pecho
pues es a partir de ahí donde me desarmas,
acariciándome levemente en mi cuello.
Pero son tus besos anclados
en el puerto de mi boca
y tu lengua el cabo enroscado
alrededor de mi noray,
lo que hace que no quiera
que te marches
para poder enseñarte lo que hay.
Porque si rozas tu cuerpo con el mío
se alzan las olas del placer,
porque si echas el ancla,
yo, desaparezco entre tu piel.
MUY BUENO
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Precioso
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