Caminas con firmeza
mostrándote como eres,
todos los días nos demuestras
que las miradas no duelen.
Pero moneda de doble cara,
yo puedo ver tu dolor
cuando nadie más lo ve.
Pues al girar la esquina
las heridas no cierran
y tu realidad, decide volver.
Tienes las manos atadas
por la incomprensión,
los ojos lloran de rabia
y de desesperación.
Toma mi mano
y levántate por favor
porque hoy, por fin,
cambiamos de canción.