Acabada la sentencia y
frente al estrado
una mujer dijo llorando:
¿Y se irá sin más?
A pesar de las evidencias
y el pecado cometido
ahí, es donde renace la cruda realidad.
Donde el mundo que creemos conocer
es una mera utopía de lo que realmente es.
Donde los delincuentes andan libres
mientras los humildes son presos del gobierno
pagando y sirviendo a su ingrata merced.