Ahí estás,
hoy igual que ayer.
Abrazando la vida
mirándome con esos ojos
que me dicen quiéreme.
Y te escondes,
no quieres que sepa
lo que yo ya sé,
lo que tu cuerpo me grita
pero tu boca no se atreve a decirme,
si es o no es.
No, no llegas a comprender
que no hacen falta palabras,
que sólo con un gesto tuyo me basta
para entregarte mi vida si hace falta.