Tardes de domingo
leyendo sin leer,
en el café donde nos conocimos
intento olvidarte
una y otra vez.
Pero andas escondido
en mi cabeza
y apareces para hacerme ver,
lo mucho que te quise
y lo que duele
que me hayas sido infiel.
Y con lágrimas en los ojos
cierro el capítulo
para dejar de leer,
duele demasiado
ya…no podré volver.
Al menos no ahora,
al menos hasta que
te borre de mi piel.
Y cuánto cuesta borrar a alguien de tu piel…
Hermoso poema de un tema recurrente en la vida, en el cual se puede identificar cualquiera.
Saludos!
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Quizás nunca lo llegas a borrar del todo porque queda cicatriz pero al menos ya no duele. Muchas gracias por pasarte y comentar. Un abrazo.
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